Alcaraz cae en las semifinales ante un Medvedev “enfocado” (7-6, 6-1, 3-6, 6-3)

Lo que comenzó mal terminó mal este viernes, dejando a Nueva York sin la esperada y mencionada final entre Novak Djokovic y Carlos Alcaraz. Djokovic no falla en el primer partido, pero Alcaraz sucumbe por la noche ante un impresionante Daniil Medvedev, recordando sus mejores momentos. A pesar de intentar una remontada, Medvedev mantiene la calma, completa su excelente actuación y se lleva la victoria (7-6(3), 6-1, 3-6 y 6-3 en 3 horas y 18 minutos), avanzando a su quinta gran final, la tercera en Nueva York. Perdió en la final de 2019 contra Rafael Nadal después de un duro partido con el español en ese entonces; sin embargo, dos años después logró vencer a Djokovic. Se enfrentará nuevamente al serbio, quien derrotó a Ben Shelton más tarde esa tarde y se establece como una alternativa sólida al dominio de los dos grandes.


En un momento actual que parece limitado a Djokovic y Alcaraz como las únicas opciones destacadas en los grandes escenarios deportivos, Medvedev reclama su lugar.
Es el segundo con más victorias y títulos logrados en esta temporada después del de España, y el que ha conseguido más triunfos en superficie dura. Con un historial de éxito, ya con 20 trofeos en su haber y tradicionalmente un rival difícil, viene a recordar que siempre está presente, casi oculto, pero siempre listo para la pelea. En esta ocasión es Alcaraz quien lo sufre, deambulando en una noche que no admite distracciones. No es el momento adecuado para flaquear. Falto de precisión y sin efectividad en la definición, las 8 oportunidades de quiebre que se le escapan (de 9 posibles) dictan sentencia y le impiden mantener la posición alcanzada hace un año en Queens.

Por lo tanto, no podrá cumplir el sueño de igualar al suizo Roger Federer, el último hombre capaz de retener la corona en el prestigioso torneo neoyorquino. Federer lo logró en 2008. Desde entonces, los acontecimientos han sido cambiantes año tras año. Sin ir más lejos, Medvedev mismo se llevó una parte del pastel en 2021 y está listo para dar otro golpe. Nadie debería subestimarlo. Todo esto viene después de una actuación impecable.

El inicio del enfrentamiento es engañoso, simulando ir hacia un lado para luego cambiar sutilmente hacia el opuesto.
El que sube termina bajando, y el que baja acaba subiendo. Es un punto de inflexión. La acción se desarrolla en un delicado equilibrio de suspense, y desde el principio, es Alcaraz quien lleva la delantera y se gana el favor del público, encantado con sus correcciones y su habilidad para recuperar terreno retrocediendo. El tenista murciano parece un guepardo disfrazado; en la red, rodeado de grandeza, repele los intentos del ruso de superarlo como si fuese un gato. Sus reflejos son asombrosos, casi instantáneos. El experimentado Bon Jovi se levanta para aplaudir desde su asiento fijo en la central, seguido por todos los presentes. Mientras tanto, su rival urde secretamente su estrategia.

Medvedev se queda pegado a la pared al devolver el saque y comienza tembloroso, cometiendo dos dobles faltas al inicio del partido y luchando con los primeros servicios. Bajo presión constante y con Alcaraz pisándole los talones en cada intercambio de golpes, Medvedev no puede permitirse enviar una sola pelota corta porque el murciano ataca cada una sin piedad; cuando intenta enfrentarse cuerpo a cuerpo sale perdiendo en el duelo que alimenta la determinación del español. Aunque es temprano aún, se vislumbra que Alcaraz abrirá camino tarde o temprano. Su energía activa impide pensar lo contrario.
Acontece que el habitante de la urbe de Moscú ha dejado atrás sus complejos y ha recuperado a ese astuto Medvedev del pasado, que solía sacar de quicio incluso al más tranquilo. Golpeando con firmeza desde la trinchera, como a él le gusta.

Su estilo rudo de jugar está causando estragos y cierra el set jugando a su antojo. Sin forcejeos en la red ni intercambios de golpes porque en lo que respecta al alborotador, nadie supera a Alcaraz. A este le sobran piernas, fuerza y trucos, imaginación y ases en la manga. Por lo tanto, inteligentemente, el ruso evade el juego rápido y plantea un ataque desde el fondo de la pista. Ese revés tan plano y mecánico es venenoso. A veces desliza la pelota rasante, profundiza sin parar y curva el golpe con precisión para ir desgastando poco a poco la propuesta del español, quien gradualmente pierde el control del partido y se tuerce en el desempate del primer set. Falla en un drop shot (nuevo) y claramente se desconcentra.

Con el terreno inclinado a su favor, Medvedev (27 años) mantiene su compostura. Con una mirada neutra e inexpresiva, ni siente ni sufre. Durante un buen rato queda absorto. Alcaraz se enfrenta a un autómata.
Medvedev muestra nerviosismo en ese momento y sale de su escondite para lanzarse erróneamente a la red, resultando en una penalización.

El jugador ruso persiste en su enfoque y su error estratégico brinda una oportunidad momentánea al jugador murciano, quien responde más con el corazón que con argumentos, luchando a pesar de que la presión comienza a hacerse sentir. No se rinde, sigue luchando. Sin embargo, no es su día. La derecha y el revés no fluyen, demasiados errores, 38 en total. No hay un final épico. El ruso aprieta en el momento justo y logra romper el saque, desequilibrando claramente la situación. El español nunca ha logrado remontar dos sets en contra, 0 de 6. El desenlace es poco brillante y Medvedev tiene dificultades para cerrar el partido. Comete primero una doble falta, luego recibe un ataque de Alcaraz y falla con su revés en la tercera oportunidad. A pesar de todo, mantiene la calma. Acierta y no hay vuelta atrás. El último campeón cae del cartel.

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